Comentario sobre Paisaje con las ruinas de la Abadía de Rijnsburg
Este paisaje, bañado por cálida luz, está dominado por una ruina sobre una pequeña colina a la derecha de la composición que se destaca contra el cielo con nubes que ocupa los dos tercios superiores de la obra. El tercio restante en el sector inferior se dedica al suelo, tierra donde se ven diversos elementos. Por un lado la ruina mencionada y frente a ella, en el primer plano, un grupo donde un jinete habla con paisanos. En el otro lado, a la izquierda se destaca un puente que salva un curso de agua que se prolonga hacia el fondo donde también aparecen ruinas veladas por una ligera niebla. Esta manera de distribuir cielo y tierra es característica de la paisajística holandesa a partir de la tercera década del siglo XVII, cuando el género ha alcanzado ya importante desarrollo. Los artistas se interesaban por el cielo para destacar efectos de luces que caracterizan su propia tierra y que se hacen patentes principalmente en la iluminación de las cambiantes nubes, pero también en los demás elementos que componen la vista.
Pero la luz dorada que baña esta obra, diferente de aquella que puede encontrarse en Holanda, denuncia claramente la influencia de las experiencias de los artistas holandeses en el sur, especialmente Italia, donde conocieron esta y otras características que transportaron a sus pinturas de modo tal que puede hablarse de obras “italianizantes”.
Sin embargo, en el caso de Aelbert Cuyp (1) debemos señalar que, a pesar del fuerte carácter italianizante que muestran sus obras, entendemos que nunca visitó Italia, al menos no existe ninguna evidencia documental. Esto solamente puede explicarse por su contacto con obras y artistas que estuvieron en la península como sucede con Jan Both (ca. 1615-1652), quien en 1641 retornó a Utrecht, su ciudad natal. Es en esa década cuando nuestro artista lentamente deja de practicar su pintura de marcado carácter holandés, en la que se han hallado afinidades con la de Jan van Goyen (1596-1656), para encarar un paisaje diferente donde aparecen colinas, grandes árboles y la típica iluminación que señalamos.
La ruina es un motivo destacado en este paisaje y actúa como un foco en la composición. Se trata de las de la abadía benedictina de Rijnsburg (2) que se alzaba a pocos kilómetros de Leiden, en la provincia de Holanda; Petronilla, condesa de Holanda, viuda del conde Floris II, la fundó en 1122, donó los terrenos y pagó la construcción de sus edificios e iglesia que se dedicó a San Lorenzo. Dedicada a monjas de cuna noble, fue una institución que tuvo importancia en la vida comunitaria y su iglesia fue enterratorio de varios miembros de la casa de Holanda, incluyendo el conde Floris V. Su importancia histórica sería aún más destacada durante la lucha emprendida contra España a partir de la segunda mitad del siglo XVI. La abadía fue abandonada en 1573 ante el avance de las tropas españolas comandadas por el duque de Alba. Se produjo luego el dramático sitio que duró desde el mes de mayo hasta octubre de 1574, cuando la ciudad fue liberada gracias a la destrucción de los diques que provocó una inundación que puso al ejército español en retirada, acción que tuvo gran importancia en la lucha por la independencia.
Tras su abandono, la abadía fue destruida y su iglesia reconstruida en 1578. Pero su imagen se convertiría en un símbolo de la lucha por la libertad y así comenzó a aparecer en grabados y pinturas, engrosando una imaginería cuya finalidad era la exaltación patriótica. En 1616 Jan van de Velde (1593-1641) realizó un grabado que incluyó en una serie de paisajes a la que tituló
Regiunculae Quoddam amenae, al que le siguió otro de Hercules Seghers (1589/90-1633/38). Diversos artistas realizaron dibujos de la abadía, entre ellos: Esaias van de Velde (1591-1630), Simon de Vlieger (1600-1653) y Cornelis Saftleven (1607-1681), Willen Schellinck (ca. 1627-1678) y Jan de Bisschop (1628-1671) (3).
Alrededor de 1643, Aelbert Cuyp realizó al menos un dibujo de la abadía, obra que se conserva en el museo de Dordrecht (4). Allí se ve la ruina desde un punto de vista diferente del que aparece en nuestra obra, pero el edificio se reconoce claramente. Suponemos que debe haber realizado algún otro apunte con nuestra vista, que aparece en otras obras del artista. Una de ellas es una pintura perteneciente a la Mauritshuis, La Haya (5) y hay otra en una colección privada holandesa (6) Una vista diferente aparece en el paisaje del Detroit Institute of Arts (inv. 33-7).
En relación con la fecha de realización de esta obra, si bien firmó la mayoría de sus pinturas, no siempre las fechó por lo cual se hace difícil su datación. Pero sabemos que es alrededor de 1645 cuando cambió su estilo monocromático inspirado en Jan van Goyen y Salomon van Ruysdael (1600/1603-1670) para adoptar la atmósfera dorada que usaban algunos artistas de Utrecht como Cornelis van Poelenburgh (1594/95-1667) y muy especialmente Jan Both como hemos anotado arriba. Es a partir de esta época que las obras de Cuyp muestran la luz mediterránea que las caracteriza y por la que fue llamado “Lorrain holandés”, en alusión a Claude, el paisajista francés que trabajó en Roma contemporáneamente.
Aelbert Cuyp pertenece a una familia de artistas de Dordrecht, donde fue educado como artista por su padre Jacob Gerritsz. Cuyp (1594-1651/52), pintor de retratos, naturalezas muertas y escenas de género. En sus comienzos colaboró pintando los fondos de paisajes en los retratos de su padre, pero luego se mostró como un artista independiente. Su carrera se desenvolvió principalmente en Dordrecht, donde luego de la muerte de su padre en 1652 pintó también retratos. En 1642 y 1651 o 1652 realizó viajes a través de su país que le sirvieron para recoger motivos topográficos que luego usó en sus obras. Después de su casamiento con Cornelia Boschman en 1658, su vida cambió y comenzó a ocupar cargos de responsabilidad social; su producción pictórica disminuyó e inclusive se piensa que abandonó el ejercicio y en la década de 1660 solo se conoce el nombre de un alumno.
por Ángel M. Navarro
1— Para Cuyp véase: Aelbert Cuyp en zijn familia, schilders te Dordrecht: Gerrit Gerritsz. Cuyp, ca. 1565-1644, Jacob Gerritsz. Cuyp, 1594-1652, Aelbert Cuyp, 1620-1691. Schilderijen/ tekeningen, cat. exp. Dordrecht, 1977-78. También AA.VV., Aelbert Cuyp, cat. exp. Washington/London/Haarlem, 1989-1990.
2— Para la historia de la abadía, véase: Bernard Vernet, “De abbij van Rijnsburg”, p. 39-62 y también Annemarie Kingmans- Claas, “Een kijk vanuit de kunsthistorie”, p. 94-99, en: De rijke historie van een nieuwe gemeente, cat. exp. Katwijk, Katwijks Museum, 2006.
3— Véase la obra citada en nota 2. Los dibujos pertenecen a De Fundatie, Heino/ Wijhe, inv. 2932; dos hojas de Bisschop al Rijksmuseum, Ámsterdam, inv. A-3732 y RP-T.1897-A-3344; de Vlieger, Courtauld Institute, Londres, inv. 3355 y National Gallery of Scotland, Edimburgo, inv. D 1132, y al Museo Boijmans van Beuningen, Rotterdam, el de Saftleven, inv. CS 19 (KP).
4— 16 x 26 cm, mina de plomo y aguada, inv. D.M. 978/T720.
5— Tabla de 49,7 x 74 cm, inv. 822.
6— Tabla de 40,5 x 53 cm, firmada y fechada 1645.
Bibliografía
1909. HOFSTEDE DE GROOT, Cornelis, Beschreibendes und kritisches Verzeichnis der Werke der Hervorrangendsten holländischen Maler des XVII. Jahrhunderts. Esslingen/ Paris, vol. 2, nº 455, p. 132.
1980. DUPARC, Frederik J., Mauritshuis, Hollandse Schilderkunst. Landschappen 17e eeuw. ‘s-Gravenhage, Staatsuitgeverij, p. 22.
1991. NAVARRO, Ángel M., “Las ruinas de Rijnsburg en el Museo Nacional de Bellas Artes”, Estudios e Investigaciones. Boletín del Instituto de Teoría e Historia del Arte Julio E. Payró, Buenos Aires, nº 4, p. 107-116.
1994. NAVARRO, Ángel M., La pintura holandesa y flamenca (siglos XVI al XVIII) en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires. Buenos Aires, Asociación Amigos del MNBA, p. 104-106, reprod. color.
2001. NAVARRO, Ángel M., Maestros flamencos y holandeses (siglos XVI al XVIII) en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires. Buenos Aires, Asociación Amigos del MNBA, p. 109-111, reprod. color. — NAVARRO, Ángel M., Flemish and Dutch Masters (from the XVIth to the XVIIIth century) at the National Museum of Fine Arts. Buenos Aires, Asociación Amigos del MNBA, p. 109-111, reprod. color.