Comentario sobre Anciana bretona
Para Théodule Ribot los temas de la pintura debían provenir de la experiencia personal. Así, sus amigos y familiares constituyeron los principales sujetos de su producción enmarcada en la tradición del realismo y la representación de motivos de la vida rural francesa.
De origen humilde, Ribot comenzó a estudiar pintura en el taller de Auguste Barthélémy Glaize. En forma paralela, debió encarar proyectos comerciales a fin de procurarse el sustento. Las noches, bajo la luz de la lámpara, fueron los momentos destinados a la práctica de la pintura, lo que estaría en el origen de los fondos oscuros y los contrastes lumínicos de su producción (1).
Durante la década de 1860, sus pinturas de tipos populares le permitieron el acceso al Salón anual y alcanzaron el éxito. Se trataba de escenas de cocineros, en las que la paleta reducida y el fuerte contraste entre el ambiente oscuro y los blancos de la vestimenta, evocaban la pintura española y holandesa del siglo XVII (2). Un período que también había sido examinado por pintores como Gustave Courbet y François Bonvin, con los cuales Ribot mantuvo vínculos.
A mediados de la década de 1870, Ribot se desplazó a Bretaña. En el decenio siguiente se dedicó de modo predominante a pintar retratos de grandes dimensiones (3).
Anciana bretona por sus características guarda semejanzas con esta etapa de la producción de Ribot. Una mujer con la cofia típica de las campesinas bretonas teje sin necesidad siquiera de dirigir su mirada a la labor. La tensión se concentra en los dos focos iluminados: el rostro y las manos. La pintura densa y cargada prevalece en las zonas centrales de la obra, cuya factura presenta la calidad matérica característica de los realistas. La anciana se constituye como una figura monumental: sobre el fondo neutro su presencia llena la totalidad de la tela en un tiempo que parece suspenderse. Sin caer en idealizaciones Ribot ha conseguido, a su modo, dignificar a esta campesina bretona.
por María Isabel Baldasarre
1— Cf. Gabriel Weisberg, “Théodule Ribot: Popular Imagery and the Little Milkmaid”, The Bulletin of the Cleveland Museum of Art, vol. 63, nº 8, octubre de 1978, p. 253-263.
2— Gabriel Weisberg, The Realist Tradition. French Painting and Drawing, 1830-1900, cat. exp. Cleveland, Cleveland Museum of Art, 1980, p. 70.
3— Ibidem, p. 247-248.
Bibliografía
1993. YONNET, Daniel, Le finistère des peintres. Rennes, Ouest-France, reprod. color p. 114.